Habitualmente, decimos que la Tierra tarda 365 días en dar una vuelta al Sol, pero la realidad es que tarda exactamente 365 días y seis horas. Este tiempo extra no se contabiliza en los años normales, sino que se acumulan y se suman cada cuatro años al mes de febrero, formando un año de 366 días, llamado bisiesto.

Si no existieran los años bisiestos y no se corrigiera este desajuste, poco a poco las estaciones ya no coincidirían con los meses habituales. No podríamos asegurar que el verano comenzara en el mes de junio, o el invierno en diciembre. El seguimiento del ciclo natural de las estaciones sería un poco difícil. En unos 100 años, por ejemplo, el calendario estaría desfasado 25 días.

Esta corrección se lleva haciendo desde la época del Imperio Romano, pero en 1582 se creó el calendario gregoriano, que es el que utilizamos actualmente en casi todo el mundo.

Sólo los años divisibles entre 4 son bisiestos. Esta es una forma fácil de conocer los próximos años que tendrán 366 días: 2016, 2020, 2024, 2028…