Se denomina jardín vertical al cultivo de plantas en una superficie vertical, sin necesidad de suelo o sustrato horizontal. Se instalan principalmente en paredes de edificios, sin limitación de tamaño o altura. Fue inventado por el botánico francés Patrick Blanc en 1988, demostrando que la tierra no es imprescindible para las plantas. Sólo son esenciales para su desarrollo el agua y los nutrientes disueltos en ella, además de la luz y el dióxido de carbono.

En Madrid existe un espléndido jardín vertical de 24 metros de altura en la sede de Caixa Forum, en pleno Paseo del Prado. Tiene 460 metros cuadrados de superficie y alberga 15.000 plantas de 250 especies diferentes.

Los jardines verticales se crean con diferentes elementos: una estructura metálica, un panel de soporte, una capa de irrigación y una red de tuberías para el suministro de agua y nutrientes. El riego se realiza desde la parte superior de la estructura. El agua con los nutrientes recorre el muro, y una canaleta colocada en la parte inferior recoge el agua sobrante.

Los jardines verticales producen un efecto de aislamiento térmico, permitiendo reducir el consumo de energía, puesto que en invierno aíslan del frío y en verano actúan como un sistema de refrigeración natural. Además limpian el aire, puesto que las partículas de polución son atraídas, se descomponen y se convierten en fertilizantes para las plantas.