Los glaciares son bloques o estructuras de hielo que se acumulan en algunas zonas de las cordilleras. Pero no siempre que vemos hielo o nieve cuando vamos a la montaña en verano podemos decir que se trate de un glaciar.
Los glaciares se producen cuando la nieve se acumula, se compacta y se cristaliza. Para que pueda ser considerado un glaciar, un cuerpo de hielo o nieve debe mostrar algún tipo de movimiento en su parte inferior, aunque a veces sea con un desplazamiento muy lento y parecido al de un río. Si no tiene ningún tipo de movimiento, simplemente se trataría de neveros, es decir, nieve acumulada del invierno que aún no se ha derretido.
Aunque principalmente están hechos de hielo, también forman parte del cuerpo de un glaciar la nieve, el aire, el agua y los restos de roca o detritos contenidos o transportados por el hielo.
El proceso de crecimiento y formación de un glaciar se llama “glaciación”. Resulta curioso saber que los glaciares ocupan el 10% de la superficie del planeta. Pero a la vez resulta muy preocupante saber que nuestro planeta se enfrenta a un gran problema: debido al calentamiento global, los glaciares están sufriendo grandes deshielos. Esto puede traer consecuencias desastrosas, como variaciones en el nivel de océanos y mares, modificaciones en la red hidrográfica y el cauce de los ríos y grandes migraciones de flora y fauna.
Uno de los glaciares más famosos es el Perito Moreno, situado en la Patagonia Argentina. Tiene un frente de 5 km de longitud, aflorando sobre el agua con una altura de unos 60 m. Su nombre hace honor a Francisco Moreno, director del museo de la Sociedad Científica Argentina y activo explorador de la zona austral de ese país.
Se realizan visitas turísticas acompañados de guías locales y a menudo los turistas tienen ocasión de contemplar cómo se desprenden grandes bloques de hielo del glaciar.
Es de suma importancia cuidar el medio ambiente en la medida de nuestras posibilidades, para evitar la contaminación y el calentamiento global.
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