Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo valioso que se produce de manera casual o accidental. Este término ha sido incorporado recientemente en la 23ª Edición del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua.
El origen de la definición se remonta a 1754. “Serendip” era el nombre con que se conocía antiguamente a la isla de Ceilán, actual Sri Lanka. “Seren” significa Ceilán y “dip” significa isla.
Para elegir esta definición, Horacio Walpole se inspiró en la obra persa “Los tres Príncipes de Serendip”, la cual relataba las aventuras de tres príncipes, dotados de un extraño don que les permitía realizar descubrimientos por accidente.
El descubrimiento de la penicilina, por ejemplo es una serendipia. En verano de 1028, Fleming olvidó guardar sus cultivos de estafilococos en las estufas. Cuando regresó observó unos cambios producidos en el hongo que finalmente derivaron en el descubrimiento de la penicilina.
También los Rayos X son el producto de una serendipia, ya que su descubridor, el alemán Wilhelm Roentgen, buscaba encontrar, a través de experimentos con los rayos catódicos, la manera de que ciertas materias se volvieran fluorescentes, terminando por descubrir los rayos X.
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