La órbita de la tierra alrededor del sol no es exactamente circular, sino ovalada o elíptica. En su trayectoria se definen dos ejes en relación al sol: uno mayor y otro menor.
Los puntos o instantes de la órbita en que la Tierra coincide con los extremos del eje mayor, se llaman SOLSTICIOS, y los puntos en que coincide con los extremos del eje menor, se llaman EQUINOCCIOS.
Cada vez que la Tierra pasa por el extremo de uno de estos ejes, se produce un cambio de estación.
El próximo 23 de septiembre, a las 08:20 h, se producirá el EQUINOCCIO DE OTOÑO. En ese momento, la órbita de la Tierra coincidirá con uno de los extremos del eje menor en relación al sol.
La palabra equinoccio proviene del latín aequinoctium y significa «noche igual». Ocurren dos veces cada año: alrededor del 21 de marzo (equinoccio de primavera) y el 22 ó 23 de septiembre (equinoccio de otoño). Durante los equinoccios, los dos polos de la Tierra se encuentran a igual distancia del Sol, cayendo la luz solar por igual en ambos hemisferios. Esto hace que sean los días del año en los que el día y la noche duran exactamente lo mismo.
También hay dos solsticios, uno coincide con el inicio del verano (solsticio de verano, alrededor del 22 de junio) y el otro con el inicio del invierno (solsticio de invierno, alrededor del 22 de diciembre). El solsticio de verano también es el día que tiene la noche más corta del año, y el de invierno tiene la noche más larga del año.
Desde el equinoccio de primavera hasta el solsticio de verano la duración de la noche es cada vez menor, y hay cada vez más horas de luz. A partir del solsticio de verano las horas de luz se van reduciendo, hasta que en el equinoccio de otoño se igualan las horas de luz y de oscuridad, y en el solsticio de invierno se alcanza el máximo de horas de oscuridad.
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